Lesiones meniscales

En qué consisten estas lesiones, cómo se manifiestan y cuáles son las alternativas de tratamiento según la edad.

Introducción

La rodilla es una de las pocas articulaciones que posee meniscos.

Son dos, uno interno y otro externo.

Si bien tienen funciones en la estabilidad articular, la nutrición del cartílago articular y la lubricación del movimiento; la función principal consiste en la absorción de la carga que se produce en la articulación.

Así, el menisco interno absorbe el 50% de la carga que recibe el compartimento interno de la rodilla y el externo el 70%.

De esta manera actúan como “ayudantes” del cartílago articular, que es la estructura principal de absorción de la carga y la que nos permite caminar, correr o saltar sin sentir dolor en los extremos del hueso.

Tienen forma semicircular, siendo el externo más cerrado como una “O” y el interno más abierto como una “C”.

Son de consistencia fibroelástica, conformados por fibras de colágeno en diferentes planos del espacio.

Están firmemente adheridos al hueso en sus extremos anterior y posterior (inserciones) y se unen a la capsula articular en su borde periférico. El menisco externo presenta un hiato, en su unión a la cápsula postero lateral, que permite el paso del tendón del poplíteo.

Lesiones

Podemos dividir las lesiones en traumáticas y degenerativas

Las traumáticas se producen comúnmente en personas jóvenes por mecanismos de torsión de la articulación.

Las degenerativas en cambio se presentan en personas de más de 40 años, con cambios en la estructura del tejido meniscal que lo hace más frágil y con el antecedente de un trauma leve o sin antecedente traumático alguno.

Por el tiempo de evolución podemos dividirlas en agudas o crónicas.

Por el tipo de lesión se dividen en longitudinales (las que copian la circunferencia del menisco), radiales (siguen el radio del menisco, perpendiculares a las longitudinales y dejando un fragmento hacia anterior y otro a posterior de la lesión), horizontales (provocan un fragmento superior y otro inferior a la lesión, también llamadas en pico de pato o en libro, en relación en general con procesos degenerativos), oblicuas (es un patrón de lesión muy frecuente, intermedio entre longitudinal y radial) y las lesiones complejas que corresponden a la combinación de algunas de las anteriores, por ejemplo longitudinal + radial.

Tipos de lesión
Menisco interno. Lesión compleja

Hay algunos patrones de lesión específicos como la lesión de raíz, que compromete la unión del menisco a su inserción en el hueso, las lesiones en asa de balde que corresponden a lesiones longitudinales que se prolongan de atrás hacia adelante alterando toda la extensión del menisco y produciendo un fragmento con un alto grado de movilidad, que como el mango de un balde puede estar de un lado u otro, en la rodilla esto corresponde con que el fragmento puede estar en su lugar habitual o desplazarse hacia el intercóndilo. Otra lesión de patrón específico es la lesión en rampa, que es la que se produce en la unión del menisco a la capsula articular.

También en lesiones crónicas podemos observar la presencia de un “flap” que corresponde con un fragmento semidesprendido y móvil, usulamente provoca resaltos o bloqueo articular.

En algunas ocasiones, sobretodo en lesiones horizontales, degenerativas y crónicas puede verse la formación de un quiste parameniscal que corresponde con la filtración del líquido sinovial (que es el líquido que normalmente lubrica el movimiento articular) a través de la lesión meniscal hacia el exterior de la rodilla.

Hay también variantes anatómicas frecuentes como el menisco discoide, en general el externo o la ausencia del cuerno anterior del menisco interno.

Síntomas

El dolor es el síntoma principal. El cuadro habitual corresponde con dolor del lado del menisco lesionado.

En la mayoría de los casos el derrame articular está en relación con el nivel de actividad, aumentando a realizar ejercicio o permanecer de pie por períodos prolongados. En los casos crónicos puede provocar la aparición de un quiste en la región poplítea (posterior) llamado quiste de Baker.

La presencia de resaltos o crujidos articulares son comunes y se relacionan con fragmentos móviles de mayor tamaño, que en ocasiones pueden llegar a bloquear el movimiento de la articulación.

Diagnóstico

El relato del antecedente de un traumatismo y las maniobras específicas en el examen físico permiten al médico sospechar la lesión meniscal.

En un 60% de los casos esa sospecha clínica se confirma con una Resonancia magnética, que permitirá tener la certeza del diagnóstico y determinar cuál es la causa de los síntomas.

Tratamiento

En pacientes jóvenes, con lesiones agudas sintomáticas, la preservación del menisco es el objetivo principal de la cirugía. Algunos patrones de lesión permiten realizar una sutura meniscal o la reinserción de una lesión de raíz meniscal, en la mayoría de los casos es necesaria la resección del fragmento móvil que provoca los síntomas.

Esta resección debe ser lo más económica que sea posible y se completa con la remodelación del borde libre, respetando su forma circular original.

Las lesiones degenerativas en pacientes de mas de 60 años, son en principio para tratamiento médico, de analgesia, reposo deportivo, kinesioterapia y ejercicios. Reservando la artroscopia para aquellos casos que no respondan al tratamiento conservador y que presenten signos mecánicos coincidentes con la lesión meniscal. Ver Cuando operar una lesión de menisco

Postoperatorio

Luego de la cirugía Ver Artroscopia simple el paciente debe permanecer en el área de recuperación de cirugías ambulatorias por un espacio de 2 horas para revertir los efectos de la sedación anestésica.

Puede retirarse por sus medios, con acompañamiento de un mayor de edad caminando normalmente lo estrictamente indispensable, para llegar a su domicilio y permanecer en reposo absoluto en cama manteniendo el vendaje elástico de la cirugía por un período de 48hs. Sólo está permitido levantarse para ir al baño en este período y volver al reposo.

Ver indicaciones artroscopia simple

Luego de las primeras 48 hs puede iniciarse la marcha dentro del domicilio hasta que se cumpla 1 semana de la cirugía y después iniciar la marcha normal en forma progresiva sin superar el límite de 4 cuadras hasta la 2da semana.

A partir de la 4ta semana puede iniciarse el trote y a partir de la 6ta semana el entrenamiento deportivo.